
La verdad es que tengo que volver a este recóndito lugar en los alrededores del Monasterio de Piedra, donde nadie me veía ni yo veía una sola muestra de civilización, para retocar y dar un acabado al mural-grafiti rustico. Aunque el entorno próximo a esta ruina es un secarral, las ultimas lluvias de mayo-junio dejaron el sotobosque bien frondoso y como consecuencia mis piernas bien arañaditas.